jueves, 11 de marzo de 2010

ANALICEMOS EL MOTOTAXISMO

Cordial saludo estudiantes,

Esta semana analizaremos el fenómeno del mototaxismo, por esto su función es realizar el comentario y platear un plan de mejoramiento al respecto. La mejor propuesta tendrá una importante recompensa en su nota del primer corte.

Éxitos¡¡¡

IMPRUDENCIAS MOTOTAXIS



MOTOTAXISMO EN CARTAGENA II

MOTOTAXISMO EN CARTAGENA

2 millones de motociclistas saldrían afectados por medidas del Gobierno

Representantes del gremio aseguran que solo el 20 por ciento de los propietarios de estos vehículos los utilizan para trabajar como mototaxis.

Miguel Celis Cabeza, presidente de la Federación de Mototaxistas de Colombia, denunció ayer desde Montería, que al menos 2 millones de motociclistas resultarían afectados con el proyecto de ley 207, mediante el cual el Gobierno Nacional pretende meter en cintura a los mototaxistas en el país.

El proyecto contempla restricciones para el uso de parrilleros hombres en motocicletas de alto cilindraje, la utilización de un chaleco único, la renovación de la licencia de conducción cada dos o tres años y el pago de peajes, entre otros.

Sin embargo, Celis, quien ayer lideró la jornada de al menos 800 mototaxistas en la capital de Córdoba en rechazo al mencionado decreto, dijo que la medida es represiva para el 80 por ciento de los motociclistas del país, que no están dedicados al transporte informal del mototaxismo.

"Solo el 20 por ciento de las dos millones de motos que ruedan en Colombia están dedicadas al mototaxismo, y el Gobierno, con sus medidas para frenar este fenómeno, está golpeando a quienes nada tienen que ver en este cuento", dijo Celis.

Reconoció que en el 56 por ciento de los accidentes que ocurren en las vías del país, están involucradas las motos, pero aclaró que eso no significa que la responsabilidad de los hechos corresponda a quienes manejan estos vehículos.

En Montería, donde hay registradas 23 mil motocicletas en la Secretaría de Tránsito Municipal, ya existen medidas represivas que según el vocero de los mototaxistas, vienen golpeando la economía de quienes utilizan la moto como transporte y medio de ingreso.

Entre las medidas están la prohibición de la circulación de motos con parrilleros en el centro de la ciudad entre lunes y viernes.

Los martes fueron decretados sin motos y los jueves sin parrilleros. Sumado a esto, entre las 11:00 de la noche y las 5:00 de la madrugada no pueden circular estos vehículos en la ciudad. El horario de restricción se amplia los fines de semana y festivos, al iniciar la prohibición a las 9:00 de la noche.

Estas medidas fueron adoptadas hacen dos años por la Alcaldía de Montería como estrategia para acabar con el mototaxismo, pero en contraste el número de personas dedicadas a este oficio, pasó de 4.000 en el 2007 a 8.000 en el 2009.

Un estudio del nivel de ingresos de los mototaxistas en Montería, realizado por la asociación que los representa, señala que más del 80 por ciento tienen ingresos inferiores a 15.000 pesos diarios, con los cuales sostienen sus familias.

GUDILFREDO AVENDAÑO MÉNDEZ

EL MOTOTAXISMO

El mototaxismo hace crisis, o mejor provoca crisis. Los mototaxistas se sienten exasperados por los controles que sobre ellos ejercen las autoridades de policía. Los peatones y los conductores de automotores se irritan ante la complicación y los riesgos que generan las mototaxis y en especial el generalizado sistema de desobedecer señales de tránsito y apartarse de las normas de conducción. Los transportadores de pasajeros, colectivos o individuales, protestan por la nueva competencia que en forma eficaz les resta usuarios en número significativo.

Ya en Barranquilla tuvo lugar un paro de transportadores regulares para obtener una contención al imparable crecimiento del mototaxismo. El resultado próximo fue que les propiciaron un día de inmejorables resultados económicos por haberles abandonado toda su clientela.


Cada día hay más motos en las calles y hasta muchas personas que empleaban su moto en forma exclusiva para su transporte personal, hoy cuando se les presenta la oportunidad aprovechan y se convierten en transportadores, recibiendo pasajeros.

El creciente número de accidentes no parece incidir en el éxito del mototaxismo como alternativa de transporte urbano. Tampoco el sol y el calor sofocantes. Quizá el período invernal ejerza un influjo desestimulante, aunque temporal como es obvio.

Buscar explicaciones al fenómeno es una cosa muy distinta a aplicarle soluciones. Las autoridades han sido lerdas, demasiado lerdas en este último campo. Como en otros casos de desorden urbano, los hechos comenzaron a aflorar con timidez y las autoridades no los vieron o no los quisieron ver. Luego cuando tomó fuerza, se recurrió al gaseoso lenguaje de promesas de buscar soluciones y al recurso de dejar los acontecimientos en manos del tiempo.

Hoy, en ciudades como Cartagena y Barranquilla, hermanas en padecer malas administraciones, el mototaxismo es una realidad que sobrepasó cualquier previsión, que se vuelve de muy difícil control y que sigue en ascenso.
Es claro que la realidad de hoy es el resultado de la falta de buenas administraciones: para haber dimensionado el fenómeno, para encauzarlo y regularizarlo a tiempo; para haber procurado estrategias viales; para haberse preocupado por crear fuentes de trabajo; para haber exigido desde el principio requisitos de organización y seguridad; en fin, para haber cumplido con el deber propio de la autoridad. La falta de interés en la protección del pasajero, la ausencia de mirada para establecer los conflictos diarios de la población y procurar la manera de resolverlos, la preocupación por otros intereses fueron impulsores del mototaxismo.

Hoy, el arraigo es tal que la supresión del mototaxismo es un espejismo. Congelarlo requiere de mucha presencia de la autoridad. Regularlo en forma tal que su desempeño acompase con las normas de seguridad y responsabilidad es bastante incierto.

Se ha repetido, con mayor velocidad, el caso de los vendedores estacionarios, que es otra comprobación de la falta de autoridad y de buena administración. Los hechos han gritado, pero no se ha querido oír.

En otros aspectos de la vida ciudadana el camino es el mismo. Como acontece con los ruidos, con las casas de juego, con las cantinas, con la higiene en el expendio de alimentos y tantos otros.

Suspirar tardíamente por leyes reguladoras o por acomodamientos es tardía reacción de muy probable eficacia.

Estas situaciones sólo experimentan reversa cuando buenas administraciones crean escenarios en que al ciudadano le resulte incómoda, peligrosa y costosa la informalidad. En el campo del mototaxismo estamos lejos.